viernes, 6 de agosto de 2010

La sorprendente infancia de Gauss

En aquellos lejanos (no tanto) años de educación primaria estudiaba en Alvarado, Veracruz, en el I.V.C. (Instituto de la Veracruz). Mi grupo era tan bizarro como variado e incluía especímenes como El Ciego al que muestro valientemente en la foto de abajo. Nuestras maestras eran monjas. Recuerdo que en algunos dias en que faltaba poco para la hora de la salida (entre una y dos horas) en una muestra de irresponsabilidad y de poco respeto por las estratosféricas colegiaturas que cobraban y pagaban nuestros padres con puntualidad y sacrificio nos ponían a sumar series de números, a veces romanos, a veces arábigos, sumándolos uno tras otro hasta llegar al número indicado por la negligente monja para hacer tiempo mientras le haciamos calladitos al idiota. Conseguía su objetivo, estabamos sumando números lenta y tortuosamente más allá de la hora del campanazo. Yo me encabronaba.


El ciego y yo en la época en que sumábamos números desesperadamente para irnos a la casa a jugar Nintendo.


Allá por el año 1787, en una escuela alemana, un maestro de nombre Büttner daba la clase de aritmética de primaria. Un dia de incomensurable holgazanería, faltando casi una hora para que llegara el momento de la salida, decidió aplicarles a sus alumnos la misma que más de 200 años después nos aplicarían las monjas, mientras se sentaba tranquilamente a pendejear, rascarse los wevos y olerse los dedos. La instrucción exacta fue "sumen todos los número naturales del 1 al 100". Es decir 1+2+3... hasta el 100. Eso los mantendría ocupados mínimo 1 hora como a mí y a mi banda. Cinco segundos después de haber dado la instrucción y sentarse para darle al culo la forma de la silla se escuchó la voz de un cabroncito de esos que resultan incómodos para todo profesor poco competente que dijo "Ya está". Agandallado e impresionado el maestro observó que en la pizarra del niño solo estaba escrito el número del resultado, luego comprobó que el resultado era correcto. Ese muchacho de 10 años no era ordinario. Su nombre era Friedich Gauss y sería recordado más tarde como el matemático más brillante de su época y una de las mentes más capaces de la historia de la humanidad.

Friedich Gauss

Un niño de 10 años cualquiera, con esa tarea, sumaría desde el principio, número por número. Pero no era ni yo ni el animal de El Ciego, era Friedrich Gauss a quién la historia le daría el título de príncipe de las matemáticas (ya sabemos quién es el rey. Pista: empieza con N y cabecea manzanas). Lo resolvió en pocos segundos dándose cuenta de que si en vez de sumar los números en orden los sumaba por los extremos de la serie, es decir, 1+100=101 2+99=101 3+98=101, se formarían 50 pares de sumas en las que todas el resultado era 101. Lo único que tuvo que hacer fue multiplicar 50 x 101=5,050. Impresionante.

Sobre Gauss se cuentan muchas historias relativas a la precocidad de su sensacional mente. Se dice que aprendió a leer por sí solo y se cuenta que a la edad de 3 años mientras su papá hacía la nómina de sus empleados analizó el registro contable y encontró una anomalía diciéndole a su padre "has hecho mal la cuenta, el resultado debería ser...". Su corrección era acertada. No estoy seguro si me hubiera sentido impactado y orgulloso de mi hijo o un completo estúpido de que un niño de 3 años corrigiera mi trabajo.

Las aportaciones de Gauss a la ciencia y por ende al progreso humano son tan extensas que me da flojera mencionar todas: teoría de números, astronomía, geodesía (análisis de la morfología de la Tierra), magnetismo, etc... Cualquier descubrimiento posterior a él tenían de algún modo base en los trabajos de Gauss. Fue un sujeto que deberíamos admirar. Todos hemos usado en teoría de la probabilidad la "campana de Gauss". La inventó don cerebrito para tratar de resolver el problema de calcular la posición del planeta enano Ceres en el cinturón de asteroides, algo que nadie por no ser Gauss había logrado.

Gauss es para la teoría de números lo que Euclides lo es para las geometría y es sorprendente saber que las grandes obras que impactaron al mundo entero las publicó poco después de sus 20 años. Demostró que el campo magnético terrestre estaba en el interior del planeta y desarrolló un telégrafo que fue práctico 7 años antes de la patente de Samuel Morse. Y estos ejemplos son honestamente una nimia fracción del número de descrubrimientos de esta peculiar mente y ni siquiera los más importantes. Si investigan su vida y obra se sorprenderán.

En mi opinión Gauss cumple los requisitos para ser llamado, como decimos coloquialmente, una piola, una riata, la mera berenjena. ¿Tener un ídolo que mete goles, vende camisetas y llena estadios? Yo me quedo con este señor. El sujeto que me humilló haciendo en cinco segundos lo que yo hice en hora y media.

5 comentarios:

Coral dijo...

Estamos de acuerdo. Ése es mi ídolo y no un futbolista. Qué tío (con perdón).
Por fortuna yo no estudié con monjas (gracias a Dios... ¿dije Dios?) y a mí cuando querían hacer tiempo me mandaban hacer una redacción de tema libre. Ay, así salí.
Por cierto, vaya fotos.

Julius dijo...

Pinche Carlos Federico, me ganó por 3 segundos.

Se dice que también un profesor preguntó en una clase (ya en la universidad) que dijeran cómo conocer la altura de un edificio solamente con un barómetro. Gauss respondió que amarrando el barómetro con una cuerda, soltándolo desde arriba hasta el piso y luego midiendo la cuerda. El profe le dijo que ahí usaba dos cosas más: la cuerda y la regla. Entonces propuso que dejara caer el barómetro desde la azotea y midiera el tiempo que tardaba en llegar al piso, calculando la distancia a partir de los datos. Tampoco era la respuesta deseada. Bueno, entonces, vas con el portero del edificio y le dices que le regalas este bonito barómetro si te informa la altura del edificio.

Como tampoco era, Gauss finalmente dijo que había que medir la presión abajo, luego en la azotea y luego con alguna constante (que no recuerdo) calcula la diferencia de las dos y obtiene la distancia. ¡Tons pa' qué madre te haces el gracioso!

Julius dijo...

Ah no, perdón, no fue Gauss, pero la anécdota va así: http://www.areatecnologia.com/ANECDOTAS.htm

L170 dijo...

No se que tan errado esté pero, el telégrafo lo inventó Morse y Vail en 1832 y Gauss junto con Eduard Weber lograron darle una aplicación útil un año después transmitiendo información a una distancia de 1 km. Para su comunicación el telégrafo utilizaba la clave Morse creada poco después del invento por el mismo Samuel Finley aunque en la actualidad no estoy seguro de que se utilice el original.

¡¡¡JoseJuan!!! dijo...

Creo que el de la anécdota que dice Julius es sobre Niels Bohr, el brillante Premio Nobel danés que presentó su conocido modelo atómico. En cuanto a lo del telégrafo gaussiano fue una especie de prototipo. Samuel lo hizo completo y por eso la patente es suya.

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